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Falta meterla

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Claro está que la justicia anda muy lejana de tener algún vínculo con el fútbol. Que no existe un Dios piadoso que tenga consideración del esfuerzo de un grupo de chicos que están dispuestos a luchar hasta el final, decididos a quemar el último cartucho para regresar a su patria como héroes.

Así pelea Perú, con la férrea convicción de ser un equipo con huevos, que no se amilana así el rival mida tres metros y tenga la contextura de Max Barrios. Colombia fue solo eso, biotipo y potencia, suficiente para vulnerar una zaga endeble.

Penal para los colochos tras mano de Chávez, ejecución de Quintero a los 17’, 1-0 y nada más, luego a cerrar filas y despejar como se pueda. Eso fue el rival, el líder del hexagonal, que ya está en el Mundial.

Polo, a los 9’, casi convierte de volea, pero atajó el golero Bonilla, el salvador cafetero. Deza y su ímpetu insaciable arrancaron más de un ¡ufff!, pero Bonilla estaba inspirado y le negó el gol en dos ocasiones claras. Gómez a los 34’ llegó a la puerta del gol, pero el palo le dijo no.

El gol parecía caerse de maduro para el complemento, pero la fortuna no estaba de nuestro lado. A los 50’ de nuevo Polo en la media vuelta casi anota.

Luego, Flores terminó una jugada colectiva de un puntazo que se va cerca, y a los 80’ Hinostroza puso el corazón en la boca al remecer el travesaño.

No había por donde. Jugamos como nunca y no debimos perder como siempre, pero el fútbol no entiende de justicia. Aunque, a juzgar por el nivel futbolístico, la esperanza sigue latente. Solo hay que ganarle a Ecuador y Chile. ¡Sí se puede!

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