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A llorar a otra parte

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Chiquito, grueso, de nariz respingada, es decir, se trataba del personaje propicio para el bullying, para el golpe, para ser el punto de la fiesta, misma piñata de matiné, pero a Diego Guastavino no le gustó nadita que los grandulones de la César Vallejo lo agarren como ratón de chifa.

Y se quejó, levantó la voz, puso cara de Chucky... hasta que Ángel Comizzo le dijo: “Dejate de joder. Hay que aguantar el golpe porque si te quejás ahora, después te verán como carne de cañón”. Amén.

Pero más allá de los consejos, el “Indio” trabajó entre el martes y ayer los impulsos del “Enano”, le echó hielo al temperamento del uruguayo, hasta le habló de los sangrientos capítulos del “Patrón del mal” con tal de que se dedique a jugar sin pensar en la guadaña. 

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