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¡Con un ‘par’ lo emborrachó!

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José Torres Orellana

 

Era cuestión de fe. De creer que algún día la felicidad plena sería celeste y la Copa se teñiría de rojiblanco. Porque Cristal dio la talla y reverdeció sus laureles para prolongar el gozo nacional al vencer a ese Tigre mancito por 2-0 y conseguir su primera victoria en la Libertadores, y cerrar así una semana de éxitos para el Perú.

La fiera fue rimense y respondió a la altura cuando la valla estaba alta. Y fue allí que apareció esa estirpe ganadora, esa fuerza vencedora que deleitó al continente en antaño y que hoy busca nuevamente la gloria para sumarse al auspicioso presente de los peruanos en Sudamérica.

El primer brindis cervecero no tardó en llegar, reafirmando una superioridad futbolística que se vislumbró desde el pitazo inicial, donde el poderío ofensivo bajopontino creaba zozobra en el fondo argentino. A los 29’ Renzo Sheput hizo honor a su “chapa” de “Pincel” y dibujó una obra de arte para poner a vibrar el coloso rimense. Un tiro libre ejecutado a la perfección desató el grito de gol contenido por sus hinchas, y estiró la sonrisa de un país.

Cual domador de circo, Roberto Mosquera se encargó de maniatar a ese Tigre desafiante que llegó amenazante y terminó siendo un lindo gatito con el que Cristal jugó a su antojo. El dominio era celeste, pero el gol le era esquivo, hasta que un error del golero Albil en salida le dejó el balón servido a Lobatón a los 58’ para la volea que sentenció el marcador.

Rengifo, Ávila, Ross, Arroé y cuanto cervecero se acercaba con riesgo al arco gaucho no logró perforar la valla rival, que hasta sufrió la expulsión de su golero, pero no permitió otra caída. Igual, no había tiempo para lamentos, solo disfrutar del triunfo peruano. De esa alegría celeste.

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