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Tengo una bronca

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El partido acabó como suelen terminar la mayoría de choques de Copa: llenos de fricciones, con la sangre caliente y con las pulsaciones a mil. El Cristal-Libertad de ayer no podía ser la excepción.

Terminó a los empujones, al conato de bronca, a los insultos y hasta en las amenazas. Felizmente, para subrayar algo bueno, la sangre no llegó al río. Eso sí, un jugador vio la roja, merecidamente.

Corrían los últimos segundos. Lima ya era de noche. El argentino Nicolás Ayr salta en procura de lanzar el cabezazo en dirección al campo “Gumarelo” y de pronto sintió la patada tan malintencionada como innecesaria del rival. Se armó el problemón.

Luz roja

Aquel jugador que agredió a Ayr fue Pablo Velázquez. El argentino reaccionó y fue en procura de revancha. Se armó el laberinto. Empujones, confusión, insultos... el árbitro Roberto Silvera echó a Velázquez y acabó con el problema.

Cristal terminó en bronca. El empate no estaba en sus planes, no estaba en sus cálculos. Sin embargo, la copa sigue, eso está más que obvio. La lucha no puede acabar.

“Molesta el resultado porque nuestro deseo era ganar. Libertad fue un rival muy complicado, por algo es el líder del grupo. No vamos a bajar los brazos, tenemos todas las opciones para clasificar a la siguiente ronda. ya hemos sabido levantarnos de situaciones más complicadas”, expresó Carlos Lobatón, capitán de los cerveceros, quien reapareció en el once.

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