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Reyna de la noche

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José Luis SaldañaParece que Dios colocó su mano sobre su botín derecho, parece que le dio ese apellido por algo. Quizá para que reine donde ni él mismo puede. Esa es la única explicación a tanta “magia”, a tanta pureza, a tanto brillo, a tanto talento.

Yordy Reyna construyó lo imposible y se quedó petrificado en una garrotera. Le rompió la cintura a Alloco, a Galliquio y de un derechazo arriba le dio el triunfo a los victorianos por 1-0 sobre Universitario. Con 14 unidades encima, los íntimos son más punteros que nunca.

De arranque la moneda de Henry Gambetta continuaba en el aire para el sorteo, y el balón ya recorría senderos insospechados. Ya rozaba lo peligroso. La agonía. Lo que ponía con los cabellos de punta a los que transpiraban “eso” que no se puede definir.

Y todo ello se resumió en un  primer tiempo que arrancó con la bendita mano izquierda de Manuel Heredia para apagar el incendio de “Oreja” Gonzales. Y lo mismo pasó con su botín derecho. Desvió lo jodido y  dejó con el ojo cuadrado al “Chino” Ximénez.

Del otro lado también tenían su amuleto. Quizá no tanto Carvallo, pero sí el poste. Remate a los 26 minutos de Wilmer Aguirre y la redonda terca. Odiosa. No quería que se cante el primero.

Y así se esfumó el primer round. Con el casi. Con la gloria como cuenta pendiente para ambos. Con signos de tortura en “Sur” y “Norte”. Con tintes de novela mexicana: pura angustia, puros enigmas.

Ya en la etapa complementaria, las rojas tiñeron las acciones. Gonzales, Chávez y Duarte se fueron a las duchas. Quizás ello desniveló a los merengues. Quizá ello le generó espacios a  Sergio Peña, quien a los 84’ habilitó a Reyna para que marque el tanto agónico del cotejo. Justo en su convocatoria, como dándole un mensaje al de arriba. Dios quiera que haga un nuevo testamento frente a Chile. •

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