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Se le apareció el demonio

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Jhon Guevara

Tarapoto

Ayer lo terrenal no significó nada. Nada. Y quizás ahí reposó la primera caída de un cuadro que hasta ese momento había inclinado su éxito a una “magia” que por esas cosas del destino desapareció en la Selva. No existió.

Entonces, en esta ciudad hicieron su negocio con el de arriba. Si había una manera de bajar de los cielos en épocas de resurrección tenía que lograrse ante el puntero e invicto del campeonato. Ante ese “Diablo”.

Unión Comercio dio el golpe de la fecha siete y derrotó 2-1 a Alianza Lima, con una soberbia actuación de un Luis García, que hasta ahora continúa con la bicolor a la altura del pecho. Su juego seduce, irrita y aniquila.

Sin embargo, los dirigidos por Wilmar Valencia dieron el primer golpe a los cinco minutos. Centro de Ánderson Cueto y Koichi Aparicio la peinó con categoría. Juan Flores se quedó “chiquito” y solo miró el balón cuando se acurrucaba entre sus redes.

El esférico se quedaba en el aire mientras los locales y victorianos luchaban contra el clima  y el césped inundado del estadio Carlos Vidaurre. Resultado: toperoles a mitad de camino, cuerpos reposados sobre el gramado y fricciones intensas.

Lo que llegó en la segunda mitad perteneció a García. Porque a los 75’ dejó como poste a Walter Ibáñez y de un derechazo cruzado marcó la igualdad. 

A los 79’, Lucho envió una asistencia divina a Gianfranco Espinoza, y este de un cabezazo mortal marcó el segundo y definitivo. Así se marchó una semana algo más “Santa” para los locales. Porque a los íntimos solo le quedará reflexionar un poco más. De los clavos se aprende.

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