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Lo que Dios une...

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Las novelas siempre tienen un final feliz y la que protagonizaron de un tiempo a esta parte Wilmar Valencia y Susana Cuba no tenía por qué ser diferente.

Con besos, abrazos y sonrisas, el técnico y la administradora avivaron la flama de una relación cordial, de respeto, en bien de una gran institución como Alianza.

Muy atrás quedaron los cuestionamientos mutuos, las dudas, los temores, para darle paso a la paz general como consecuencia de sus actos.

En primer lugar, Wilmar supo salir de la crisis deportiva como consecuencia de una mala racha que incluso pudo conllevar a su renuncia. “Bam Bam” ablandó a su grupo con unas sabias palabras y ahora sí tiene la certeza de que todos reman fuerte la misma nave.

En segundo lugar, Cuba en su calidad de administradora cumplió con dar tranquilidad al plantel pagando la remuneración correspondiente a un mes por servicios prestados.

Hoy los rostros del plantel dicen lo bien que se encuentran en dicho aspecto, pese a que en los próximos días se cumple otro mes. En todo caso, quedó la promesa de pagar en la brevedad.

El fin de semana los íntimos reciben a Melgar tras dos victorias consecutivas y la visita de la administradora que además entregó a cada uno palabras de aliento, cayó como anillo al dedo.

Hoy el plantel se encuentra estable, pero corrigiendo los errores que costaron goles en contra y fallas garrafales de cara al arco rival. Es cierto, no todo puede ser perfecto, pero las partes hicieron la promesa de que se esforzarán porque así sea.

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