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Tiene Ángel

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Tendrá que limarse las uñas porque lejos de su habitual zona por suspensión sufrió como chibolo esperando los resultados del examen de admisión.

Ángel David Comizzo liberó sus presiones con saltos de puntita, se despeinó y se arregló a la vez, golpeó sus puños como Hulk y enhaló lisuras hasta en hebreo. “¡Dios, Dios...!”, fue lo único que despeñó tras el gol del chiquito Diego Guastavino y con el pitazo que bajó el telón del peliagudo partido en Olmos.

El argentino sumó una nueva razón para consolidarse en el cargo luego de ciertas críticas y cuestionamientos. Ahora luce rebosante, firme, más contento que perro con dos colas.

“La ‘U’ como equipo grande tiene la obligación de proponer  un juego armonioso y contundente en cualquier campo y ante el adversario que sea”.

Esa es la teoría de un estratega que llegó con el único crédito de poseer acento argentino, pero que hoy es respetado por sus números y esa capacidad de aguante que cuida con un chaleco antibalas. Comizzo demostró no ser un versero.

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