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El gran culpable

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Por Carlos Salinas

Si bien nos quiere vender ahora “el cuento de la calculadora” y del “matemáticamente tenemos posibilidades”, a fin de hacer más soportable sus últimos meses en la selección, la eliminación está consumada y Sergio Markarián aparece como el gran responsable de un proceso que tuvo un inicio esperanzador para miles de hinchas ilusionados con la idea de ver a Perú en un Mundial luego de 32 años. Con el sueño convertido en pesadilla y la resignación de ver Brasil 2014 por TV, es preciso analizar los errores de un técnico que tuvo todo para escribir un final feliz con la rojiblanca.

Soberbia y falta de autocríticaNadie puede negar su capacidad y su exitoso currículum, pero en su tercera etapa en nuestro país (antes había estado en la “U” y Cristal) Markarián nunca tuvo la humildad suficiente para reconocer sus innumerables desaciertos al frente de la rojiblanca. Siempre culpó a terceros y si alguien se atrevía a cuestionar su trabajo, era considerado prácticamente un traidor a la patria por el DT y el séquito de incondicionales que aún lo defiende.

AdiÓs al DT “ratonero” El uruguayo logró en la Copa América 2011 lo que ningún entrenador había conseguido con la rojiblanca en mucho tiempo: armar un verdadero equipo. Con jugadores conscientes de sus limitaciones, pero comprometidos al máximo. Todos tenían clara la idea de jugar como “cuadro chico”. Y eso funcionó. Sin embargo, el seleccionador prefirió sacarse de encima la chapa de “ratonero” en la eliminatoria y dinamitó lo que con tanto esfuerzo se había construido. 

Los 4 FantásticosLa medalla de bronce en la Copa América hizo perder perspectiva a Markarian, quien solito se creyó el cuento de que éramos terceros en Sudamérica y teníamos seguro un cupo a Brasil. La soberbia le ganó, dejó de lado al equipo y apostó por las individualidades. Allí empezó a fabular la historia de los “4 Fantásticos”, haciendo notorio el hecho de que la selección eran Pizarro, Guerrero, Farfán, Vargas y el resto. Basta recordar el famoso spot de “Amador Vargas” en el que el técnico convoca a los cuatro e ignora a los demás. En la interna de la “sele”, eso hirió la autoestima de muchos jugadores de perfil bajo, quienes veían cómo su entrenador admitía públicamente que tenía sus engreídos.  

¿Quién manda aquí?Rápidamente, Markarián empezó a perder autoridad frente a los cuatro referentes, quienes, en mayor o menor medida, impusieron su indisciplina y sus caprichos por encima de los intereses de la selección. Ejemplos hay varios: la escapada de Farfán en Panamá, el “turrón” de Vargas en varios entrenamientos, la negativa de Guerrero a jugar en La Paz (días después actuó e hizo gol con Corinthians en Oruro) y los condicionamientos de Pizarro en cada convocatoria. A eso hay que sumar las clásicas “encerronas” de algunos de estos angelitos ni bien llegaban a Lima. Lejos de hacer sentir su voz en el camarín, el uruguayo optó por lo más cómodo: dejar que los “internacionales” se le suban a la cabeza, pues de lo contrario sus días como estratega de la selección estaban contados.

Pizarro, siempre PizarroEl que manda en la selección es Pizarro y eso ya no es un secreto a voces. Su palabra tuvo más peso que la de Markarian, y este no tuvo el valor de mandarlo a la banca, pese a que en esta eliminatoria volvió a decepcionar como en las tres anteriores. Su poco aporte en lo táctico y su ineficacia frente al arco rival no fueron argumentos suficientes para un técnico que consideraba al “Bombardero” como inamovible. Perú es la única selección del mundo que tiene de titular a un delantero con apenas un tanto en 14 partidos de la eliminatoria. ¡Increíble!

Creador de fantasmasNingún técnico de selección ha tenido el apoyo del que gozó Markarián. Hinchada, dirigentes, políticos, prensa en general y hasta el mismo Presidente empujaron el carro hacia un mismo objetivo: el Mundial. Pero ante los malos resultados, el técnico empezó a victimizarse y a crear enemigos donde no había. En ese ejercicio de disparar a las sombras, colaboró mucho Julio García, un advenedizo que se ufana de ser el “sobón” del entrenador y que utilizó el tuiter oficial de la selección para hostigar a los periodistas.

Los sponsorsNi Autuori ni Maturana han cobrado el billete de Markarián: además del sueldo que le paga la FPF, cercano a los 40 mil dólares mensuales, sumó varios ceros en contratos publicitarios. Hasta allí todo bien, pues el dinero lo ganó de manera lícita, pero el uruguayo dejó la sensación de dar más prioridad a sus sponsors. En la conferencia del viernes por la noche, post derrota ante los charrúas, el “Mago” estuvo más preocupado en usar la gorrita con auspicio que en dar explicaciones coherentes sobre la eliminación.

Los empresarios y yoEn este punto, Markarián cometió otro error garrafal: dejar que los empresarios metieran a sus representados en las convocatorias. ¿Ejemplos? Dos puntuales: el llamado de “Caballito” Hurtado a la selección cuando no tenía equipo y la inexplicable inclusión de Alexander Callens en un amistoso ante México. De muy buena fuente, se sabe que, en ambos casos, la idea era poner en vitrina a los jugadores y ayudarlos a encontrar equipo en Europa. Válido o no, lo que no queda claro es que si con los empresarios, Markarián cumplió solo el papel de buen samaritano.

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