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¡Nos robaron la ilusión!

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José Torres Orellana

De pronto la ilusión se derrumbó cual castillo de naipes. A punta de puñetes y codazos Uruguay noqueó el ánimo de una nación que lloró sangre porque esa ligera esperanza que abrigaba, con una lógica incomprensible, está a punto de extinguirse.

Y aunque la matemática es generosa para darle valor a ese hoy irónico “sí se puede”, van 33 años de frustraciones, y Dios sabe cuántos más serán, pues ni siquiera un “Mago” fue capaz de devolvernos la alegría, menos si su corazón celestito lo delata. 

Para ir al Mundial no basta con intentar jugar bonito, menos cuando al frente la garra charrúa te muele a patadas y el árbitro se hace el ciego. Con huevos también se puede ganar y el rival lo demostró pegando para imponer respeto y sacar de combate a esos peruanos que “cobraron” hasta por gusto, y otros que “arrugaron” cuando las papas quemaban.

 De nada valió la sangre derramada por Guerrero. Que Farfán juegue su final y demuestre que él si quiere ir al Mundial. Que Cruzado se coma la cancha, o que el “Loco” ponga ganas aunque el fútbol le fuera esquivo. El partido lo ganan 11, no 4.

La calidad de Luis Suárez vistió de villano a Ramos, quien le cometió una falta infantil. También pintó de ingenuo a Yotún, que se ganó la roja absurdamente. El “Conejo” anotó de penal a los 41’ y reventó el arco peruano a los 67’, instalando la tragedia en el Nacional.

La ilusión renació a los 87’ con un golazo de la “Foquita”, pero la historia ya estaba escrita y el final teñido de rojo.

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