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Pacto con el diablo

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Pasan los años y Manuel Burga no se va de la FPF.

1 Un completo perdedor. La historia no ha cambiado en los últimos 21 años con Burga manejando los hilos de nuestra pelotita. Fracaso tras fracaso, y el mismo responsable de siempre desde 1992, que confirma que bajo su gestión es imposible alcanzar el éxito. 

2 No hay plan de trabajo. No es que los espíritus se han confabulado para echarle la “sal”, no llegar a un Mundial se debe únicamente a que este personaje no tiene una visión de trabajo definida. Poco o nada ha hecho por mejorar la estructura del fútbol peruano y menos el trabajo de menores.

3 Qué rica ‘mamadera’. Lo que sí ha sabido aprovechar Burga son las gollerías que le brinda su cargo. Viajes de placer, viáticos “jugosos”, lujos y otros beneficios aprendidos de su antecesor Nicolás Delfino, son las principales razones por las que sigue atornillado al sillón presidencial buscando un cargo vitalicio en la Conmebol.   

4 Bien ‘forrado’. Su habilidad para armar lobbies y contratos millonarios en favor de su Federación, además de las cuantiosas taquillas por partidos de la “sele” lo han hecho acreedor de una gran fortuna. Y fácil, si nadie lo fiscaliza, puede ganar como rey.

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