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Triste y vacío

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Quizá fue el escenario que Dios coloreó para un país que no debió ilusionarse más de la cuenta, para una “sele” que tenía registrada con sangre su fecha de defunción.  Porque hasta en el final todo nos salió mal. Todo resultó doloroso.

Y es que si por un lado el panorama era gris y triste porque los dirigidos por Sergio Markarián chocaban ante una tibia Bolivia, todo se consumó con un estadio vacío. Nadie estuvo en las graderías para mirar el último acto de ¿magia? del estratega uruguayo.

Como se recuerda, todo se dio por el informe que brindó el árbitro argentino Patricio Loustau después del duelo ante Uruguay, donde denunció ante la Conmebol que los hinchas ingresaron al campo para agredirlo.

Según la FPF intentaron por todos los medios apelar a dicha sanción, pero como siempre la FIFA ni nos miró. No pesamos, pues. Hasta en esos detalles perdemos, nos pasan por encima.

Así se cerró una jornada para el recuerdo. Porque más allá del resultado quedará en la historia que se jugó un partido eliminatorio sin nadie en con la cara pintada. Estos muchachos se despidieron solos, con todo el cariño del pueblo de espalda.

Bien dicen que en esta vida todo al final se paga.

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