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TRISTEZA Y VERGÜENZA

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Hay que ser muy sinvergüenza para decir que uno se va triste de un lugar adonde se llegó a mentir sistemáticamente, cobrar un cerro de billete de la FPF y de sus auspiciadores, y luego, en la hora final alegar que la cosa era muy grave como darle un giro tan dramático que nos permitiera acceder a la élite sudamericana.

la verdad

¿Y es que soy tan cruel que no me imagino a Markarián realmente sentido por este nuevo fracaso eliminatorio?, no, no es que sea insensible al dolor humano, es que no le creo ni un poquito cuando es tan caradura de afirmar que hizo el mejor trabajo de su vida y seguidamente justifica su incapacidad para afrontar el reto para el que lo contrataron, alegando una cantidad de temas recontra sabidos y mil veces diagnosticados por un sinfín de “opinólogos” que nunca cobraron nada por afirmar lo evidente.

el análisis

Hay toneladas de papel que han documentado sobre las circunstancias socioeconómicas de los 80s y 90s, de los problemas alimenticios, de las familias disfuncionales, de la violencia estructural, de las mujeres maltratadas, y demás taras sociales. Digo, ¿es dable o justificable tanta farsa para tratar de atarantarnos con esos “rollos”?

desgarros selectivos

Hubiera sido bueno que Markarián explique en el momento oportuno –y no ahora–, cómo jugadores mal alimentados como Farfán o Zambrano se lesionaban para no jugar por Perú, pero podían jugar las pichanguitas del barrio, ¿o no se difundieron videos de ambos “desnutridos” jugando fulbito cuando estaban inoperativos?, ¿la “Foquita” no dejó de jugar la Copa América y estaba jugando acá?, ¿los débiles Pizarro y Guerrero no alegaron lesiones para no jugar contra Panamá y a los dos días ya jugaban para el Bayern y Hamburgo, respectivamente?

 ¿El “Bombardero” no se lesionó en ¡un avión!?, ¿acaso “Cachito” Ramírez no estaba “lesionado” para el partido contra Ecuador en Quito y al día siguiente marcó un gol por Corinthians?, pregunto, ¿el estado físico de Vargas era fruto de su mala alimentación infantil o su sobrepeso era por el exceso de “noche” y “chelas”?, digo, ¿no será que nuestros jugadores escogieron siempre los partidos y que sus médicos y preparadores físicos se callaron para “apoyar” el proceso?, ¿Markarián se hizo el gil o los dólares de Burga le nublaron la conciencia?

Heridos de muerte

La fórmula de “Estafarián” fue 4 falacias, 2 mentiras y una verdad. Y era casi tan previsible como la receta del pisco sour. ¿No se acuerdan cuando se le “chispoteó” que el fútbol peruano estaba “herido de muerte”?, bueno pues, el desastre de la base del “julbo” peruano la ha gestado y desarrollado quien lo contrató –para pagarle varios millones– de manera sistemática y continua en los últimos 20 años.

Todos los campeonatos peruanos son un cabal mamarracho. Pregunto, ¿y eso no lo sabíamos con Maturana, Autuori, Oblitas, Del Solar, Ternero o Uribe?, digo, ¿si un chef nos prepara un cebiche con pescado malogrado, luego puede alegar que el problema era el lenguado?, ¿y por qué aceptaría intoxicarnos con una materia prima en descomposición? Obviamente aceptó por el billetazo que volvió su conciencia laxa.

Base ampliada

Una de las más grandes y estúpidas mentiras fue la de los “microciclos”, ¿no se dan cuenta que los agentes mediáticos de Markarián ya no los mencionan? Era y es un absurdo argumentar que cualquier jugador del mundo iba a mejorar sus capacidades competitivas por ir a un par de sesiones de entrenamientos, eso de “potenciar” jugadores no fue más que una frasecita redactada en la Videna para que sus mayordomos de la prensa arreglada la repitieran como loritos. A Perú no le sobran jugadores hace 20 años, no contamos ni con 4 jugadores de real nivel internacional, tampoco es cierto que hay futuro inmediato, ni que en la Sub 20 hay buenos proyectos, si ello fuera cierto Ahmed nos hubiera clasificado al Mundial.

Hágase una pregunta elemental, ¿los “Jotitas” le han sumado algo a la triste actualidad? No se dejen engañar, para las próximas selecciones estaremos plagados de “extranjeros” acabados o suplentes, o de esos que regresan porque ya no dan para más. Lo real es que el proceso de Markarián fue un psicosocial muy bien engranado, eso sí lo hicieron bien, en esta zarzuela actuaron fielmente muchos periodistas que ahora tienen el cuajo de pedir que sus compinches asuman “facturas”. Eso se llama no tener vergüenza.

Un comercial ¡y regreso!

¡Yo nunca te he engañado, primito!, decía el simpatiquísimo Ferrando. Bueno, la verdad no fue tan así, porque me acuerdo que dijo que si no ganaba Vargas Llosa él se retiraba de la TV y luego a los ¡2 años! ya bailaba en su set con Fujimori. Hasta que por fin se fue por su avanzado deterioro físico. Bueno, Markarián ha dicho que se va, pero no ha sido claro en que no regresaría para ser jefe de la Unidad Técnica o libretista de Burga.

¿Y saben qué me hace desconfiar de este falseador profesional?, bueno, los mayordomos mediáticos del uruguayo insisten con que él sí está “involucrado” y “comprometido” –2 palabritas que taladran– y ahora nos salen con nuevas figuras que nadie, salvo el ojo avizor de su amor platónico han podido descubrir. Y es que mi desconfianza tiene raíces racionales, el mentiroso contumaz siempre evadirá la verdad con miles de triquiñuelas, y la verdad es que acá nos vino a engañar un triste tipo que no tiene ninguna vergüenza.•

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