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¡Cinco al hilo!

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En ese tránsito de la felicidad a la realidad, la “U” continúa extraviado. El rumbo no está definido y deambula al filo de la cornisa. De la risa inacabable ha pasado a la angustia, pero no llora porque tiene en sus genes la valentía propia de un equipo campeón que pronto se levantará y animará a sus hinchas.

La derrota de ayer en el norte frente a Los Caimanes fue una raya más al tigre, el sétimo capítulo del extendido drama estudiantil, que ya de trágico tuvo suficiente. Tal vez fue una consecuencia de la resaca copera y así acumuló cinco derrotas consecutivas, pero está claro que sin armas y la justicia de lado del rival, es difícil luchar.

Universitario intenta, pero la suerte no está a su favor. Y si a eso se suma la falta de efectividad –no anota hace 450 minutos– y la ausencia de nueve jugadores, está cantado que la adversidad lo atacará.

El cuadro chiclayano hizo lo justo, apostando por la experiencia de sus hombres como “Machito” y “Malingas” Jiménez para doblegar el ímpetu de la chibolada merengue. Y le costó trabajo hasta que el árbitro Iván Chang cobró como penal una mano casual de Vargas. Expulsión y a los 44’ la falta a favor del local fue ejecutada con precisión por Jiménez, quien decretó el único gol del lance.

Comizzo soltó ajos en el camarín y contagió de coraje a sus pupilos, que salieron decididos a todo en el complemento. Y así crearon peligro, pero no metieron una. Martínez se devoró un gol debajo del arco. 

Siucho inquietó. García pensó. Maldonado ingresó para aportar, y hasta Soto se sumó al ataque, pero nada fue suficiente para cambiar la historia de un campeón que perdió brillo. Este año, la “U” ha jugado siete partidos, con dos empates y cinco derrotas al hilo. Sus hinchas sufren y es hora de ganar. •

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