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Dele en el alma

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El sufrimiento parece eterno, la felicidad está refundida en algún lugar del corazón crema y no hay forma de recuperarla. La “U” llora, y no hay nada que aplaque la tristeza. Es una maldición que no se supera ni así el rival tenga menos hombres.

De nada sirvió quebrar la sequía de goles luego de 628 minutos. Tampoco importó que Antonio Gonzales celebre su primer tanto en su carrera, la felicidad es efímera, y Comizzo lo sabe, y Reynoso lo goza.

Es que si hay alguien que conoce las fortalezas y debilidades cremas ese es el “Cabezón”, que esperó con paciencia oriental a que la justicia caiga por su propio peso, y tardó pero llegó en el momento justo, para darle donde más le duele al hincha, para que no se olviden que él llevó a los merengues a la gloria.

La ansiedad consumía el ímpetu estudiantil, intentos fallidos, goles cantados, y más de un ¡ufff! que bajaba desde la tribuna daban cuenta que la “U” era amplio dominador, pero faltaba la cereza del pastel.

El gol se hacía esquivo y Melgar aguantaba a su modo los embates del rival, mientras Butrón se hacía figura. Olascuaga volvía a errar, Ruidíaz desaparecido por completo, y Gómez pasado de revoluciones no encontraban el camino, pese a que Chirinos y Alva vieron la roja para los arequipeños.

Hasta que a los 78’ el único error del golero dominó le dejó el balón servido a “Toñito”, quien la empalmó y la mandó a guardar.

Pero a los 91’, cuando medio país esbozaba una sonrisa soñando con el triunfo, Minzum Quina “vacunó” a Carvallo de tiro libre para poner el 1-1 y estirar el sufrimiento crema.

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