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Al fondo no hay sitio

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Aquella estirpe ganadora no había desaparecido, estaba ahí, oculta en ese sentimiento alborotado que reclamaba protagonismo. Era cuestión de fe, de esperar el despertar del campeón, y creer en que pronto llegarán tiempos mejores para sacarle brillo a ese escudo acostumbrado a la gloria.

Con el cántico incesante de su gente, y la confianza renovada, la “U” recobró la memoria triunfadora y estiró su racha venciendo por 2-0 a Cienciano, para hilvanar su segunda victoria consecutiva en el año.

Y es que si alguien conoce cómo darle felicidad al pueblo merengue, ese es “Chemo”, quien convivió con ellos en tiempos de espanto, y ahora le regala dicha a un pueblo que sufrió mucho en un arranque para el olvido.

La historia feliz para los cremas empezó temprano, cuando Raúl Ruidíaz solo tuvo que empujar con el arco a merced un servicio de “Canchita” a los 33’. Sí, el goleador está de vuelta, porque sus conquistas son sinónimo de esperanza para el futuro estudiantil.

El “Papá” andaba irreconocible, y más parecía el hijo desobediente que era presa de un castigo. Sin ideas, desorientado, de mal en peor para darle la razón al triunfo merengue. La ventaja del local se estiró a los 54’ cuando Édison Flores conectó de cabeza un centro de la “Pulga”, y el marcador se sentenció antes de tiempo.

Con el rival noqueado, Del Solar tomó moral y se atrevió a darle la chance a nuevos valores, como el chibolo Javier Núñez, quien demostró sus condiciones en unos cuantos minutos en el campo. Otro que volvió fue Carlos Olascuaga, que reapareció tras una prolongada lesión.

Así se selló un capítulo más con sonrisa para Universitario, que al fin dejó la cola de su grupo, y aunque los puntos ya no sirvan para dar pelea, alcanzan para recobrar la ilusión y soñar con un futuro grandioso.

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