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¡Uyy, qué miedo!

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La felicidad que viene siendo el común denominador en los trabajos aliancistas ayer estuvieron a punto de convertirse en escenario de funeral cuando George Forsyth, de rodillas sobre el césped, pidió asistencia médica.

Más de uno pensó lo peor, pero no, George se paró y hasta quería seguir jugando, sin embargo, se le recomendó reposar y Prieto tomó su lugar. “Aurich recibirá a un Alianza distinto, a un equipo con más fútbol, iremos a ganar”, dijo más tarde. A George no lo saca nadie del arco.

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