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¡Me quiero morir!

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El equipo intentaba, pero no veía cómo penetrar la férrea defensa ‘edil’. Los minutos pasaban y el hincha y el banco blanquiazul se desesperaban hasta que del cielo apareció ese penal que solo Carrillo vio con claridad. 

Luego del grito desaforado de Míguez, a quien le hicieron la falta, vino el tumulto entre jugadores de ‘La Franja’ y Alianza. Luis García y Costa empezaron a discutir y Albarracín y Zela ingresaron a separarlos, pero terminaron a los empujones y los dos últimos vieron la roja.

El clima era tenso -el penal se demoró casi cinco minutos en ejecutarse- y eso se veía en los rostros de los victorianos. La hinchada esperaba ansiosa el gol y la posibilidad de seguir peleando por el título, mientras en la cancha Preciado era quien finalmente se decidió a parar frente al punto de penal. 

De ahí, la historia es conocida. El colombiano, con una aparente faz de nerviosismo, mandó su remate al travesaño y con él todas las chances de gloria para Alianza. El delantero falló, pero vaya a saber uno si sus compañeros lo habrían hecho.

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