¡Por una oreja!

Ricardo Gareca no suele deshojar margaritas ni tirar los dados por tal o cual jugador así la presión empiece a despeinarlo. El seleccionador es prisionero de los antecedentes, de las características, de los niveles de producción, del temperamento y hasta de lo que come la carta a jugar digamos a ojos cerrados.

La situación médica de Raúl Ruidíaz -tal como lo informamos ayer con lujos de detalles- no es para tirarse de un puente sino de harto aguante, paciencia y una sobredosis de fe. Pero Gareca no está para recorrer las siete iglesias, menos cuando las papas queman a puertas de un partido -ante Bolivia- que se tiene que ganar a las buenas o a las malas.

Ya sabemos que el “Tigre” no hará experimentos así le rueguen. Al margen Beto da Silva, Alexander Succar, Diego Mayora y cualquier otro postulante popular, decidió mover las piezas con las que ha jugado en su tablero de ajedrez.

André Carrillo -un gol en nueve partidos premundialista- es una de las variables como “9” pero el veloz jugador del Benfica de Portugal no es un avezado en la definición. La otra posibilidad es Édison Flores -tres goles en ocho partidos eliminatorios- que como recordaremos cumplió a cabalidad como falso “9” en ciertos pasajes de su historia con la camiseta de Universitario.

El popular “Orejas” es un jugador vertical, atrevido, que confía en su velocidad y habilidad para llegar al área listo para apretar el gatillo. Su paso por el Aalborg de Dinamarca le ha dado la madurez integral que hoy lo consagra como titular indiscutible en el equipo de Gareca. De ahí que se incline como la opción más clara, en el caso que Ruidíaz no se recupere al cien por ciento, no debería sorprender. •