Al ganar la medalla de oro, tras propinarle una paliza a Maria Sharapova por 6-0, 6-1, la tenista estadounidense Serena WIlliams pegó primero un grito ensordecedor y luego se puso a dar saltos en el césped que tanto adora.
No dejó de brincar de emoción al ponerse la chaqueta con los colores nacionales en la ceremonia de premiación y finalmente hasta bailó. Hoy en día no hay nadie que puede igualar sus pasos.