El peruano Reimond Manco podría quedarse sin jugar varios meses, además de pagar una multa económica si la directiva del Atlante lo denuncia ante la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Fútbol, aduciendo que el jugador llegó a los entrenamientos tarde y en estado etílico, que inventó un secuestro y que abandonó el club.
En el 2003, hubo un caso parecido cuando Ariel Ortega dejó el Fenerbahce de forma intempestiva y fue suspendido por una año sin jugar en ningún equipo del mundo.