Ya nos habíamos acostumbrado a salir del ruedo con los brazos arriba, con el gesto de victoria en el rostro empapado por la lucha y con los resortes del fanatismo incrustado en nuestros débiles corazones.
Luis Córdova, Córdoba (Argentina)
Pero caímos ante el rival equivocado, nos molestamos como nunca y despertamos el peor de los miedos en una instancia donde el que parpadea un segundo simplemente muere, ante el silencio de los suyos y el júbilo de los otros.
Y es que la explosión del volcán Markarián, como lo llaman algunos ilusos de acento confundido, tuvo un doble mensaje para el encuentro de hoy de sus dirigidos ante Colombia (2:00 p.m.) por los cuartos de final de la Copa América en el estadio Mario Alberto Kempes.
Sergio Markarián desenmascaró al enemigo y Paolo Guerrero, Juan Vargas y compañía acentaron la cabeza comprendiendo que ya no somos la Cenicienta, que nos temen, que nuestro pasado solo es cosa de eso, del pasado.
Y aunque ambas selecciones no se deben un cadáver, este es un encuentro donde nadie se regalará nada. Atrás quedaron las pasaditas de mano con comentarios reservados.