las lágrimas y voz entrecortada de Carlos Ascues desnudaron la felicidad por tocar el cielo con la blanquiazul en la caldera, hirviendo por la consagración.
“Siempre quise dar la vuelta en mi casa. Se lo dedico a los hinchas y a mi familia”, indicó el “Patrón”, que había reventado el travesaño de Rosales. •