Denis Prince Delgadillo
Cuando la necesidad apremia, el corazón caliente y la cabeza fría son la llave para encontrar ese lapsus de paz y felicidad. Esa misma llave emplearon Pacheco y Aguiar para darle a Alianza su primera alegría en el año ante Universitario.
El primer tiempo fue de mucha intención, pero poco juego. Los “íntimos” dieron sus primeros pasos en campo rival asociándose por las bandas, hecho que causó preocupación. Los de Chale, en tanto, buscaron a través de pases largos a sus delanteros, y con Manicero presto para la segunda jugada.
Fueron mediante estas vías que llegó el remate de Pacheco que Cáceda despejó con elasticidad y los disparos de Manicero y Balbín que Butrón conjuró bien, más allá de la polémica salvada de Araujo, casi en la línea, tras el toque de Rengifo.
En el complemento, Bengoechea indicó a Pacheco y Vílchez que se junten más por la derecha. Vásquez y Vargas lo sufrieron. En una de esas incursiones llegó la falta sobre Pajoy.
Germán conversó con Aguiar, su socio a la hora practicar disparos, y le dijo algo así como: “Dejame esta, vos tendrás otra”. El “Guachimán” aprovechó la suya y la puso a un lado del arco de Cáceda. El “Canario” tuvo su recompensa minutos después. Su zapatazo sentenció el clásico y, quizás, también al técnico “compadre”.•