El típico delantero de área necesitó solo un buen balón en sus pies para dejar su sello entre las redes. Es que Gianfranco Labarthe mostró siempre su rudeza, creó peligro y no perdonó cuando tuvo la oportunidad de anotar.
“El triunfo fue importante, pues no se pensó ganar con un resultado abultado. Lo bueno es que se hicieron bien las cosas y gracias a Dios pude anotar. Se ganaron tres puntos que sirven para recuperar la fe”, dijo.