Con diez soles en el bolsillo y toda la ilusión a cuestas, Cristofer Soto comenzó su historia en Alianza Lima. El “Cholo” Castillo lo vio en una prueba y lo eligió entre 800 muchachos que llegaron con entusiasmo.
Hoy al “Tanque” lo buscan todos por lo cotidiano de sus goles en primera. Sueña con el fútbol argentino y anhela comprarle una casa a su madre doña Teresa. El mensaje es uno solo, la vida premia el esfuerzo.
–¿Cómo fueron tus inicios?
–Antes le metía pistazo, las apuestas eran fijas, y algunas veces corrió puñete. Nunca me dejé.
–¿Y habían zapatillas caras?
–Ni Nike ni nada, Súper Reno nomás, ja, ja. Y cuando le quitaba los zapatos a mi hermano, no sabes las puteadas que me caían.
–Antes no sobraba el dinero...
–Por eso no exigía, sabía la realidad, y me buscaba los pasajes a Matute a puro pistazo.
–Nunca en drogas...
–Nunca me llamó la atención, pero los amigos que sí cayeron me aconsejan y me cuidan.