En cualquier batalla lo único importante para un soldado es la victoria. En La Florida, Felipe Cantuarias, al frente del fuerte Rímac, supo mover las piezas para aniquilar al enemigo: el Instituto Peruano del Deporte.
Quizá por eso la sonrisa y la seguridad de que el estadio San Martín continuaría siendo administrado por el club, pues la reunión con allegados del gobierno tuvo los frutos deseados.