Hernán Peirone tuvo ayer otra tarde para el olvido. El supuesto jale estrella de los íntimos y por el cual tanto pelearon los dirigentes por contratarlo a principios de año sigue estando en deuda con un equipo que necesitará muchísimo más de él, ante la inminente partida de André Carrillo a Europa y ante las pocas variantes ofensivas con las que cuenta Gustavo Costas.
El desempeño atacante de Alianza Lima es pobre en todo: no agarra aún ritmo futbolístico y las veces que queda de cara al gol, la pelota la manda a cualquier lado, menos adentro del arco.
Tiene el apodo de “Látigo”, pero necesita un latigazo para que despierte.