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Qué rico contragolpe

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Tuvo que esperar tres años para pagar sus culpas de aquel infeliz junio de 2008, donde dejó desamparado a diez desgraciados soldados que recibieron seis dagas charrúas en el corazón.

Pero había llegado el momento de la revancha, la hora de dejar las poses y los engreimientos de lado para hacerse hombre y derrumbar a esas torres uruguayas que con patadas y mentadas de madre pensaban intimidar a este guerrero.  

¿Cómo devolver un golpe tan doloroso? Con un ataque tan mortal como repentino.

Se jugaban los 23’, cuando Suárez pagó caro su osadía y perdió el balón en salida.

De inmediato, Michael Guevara cogió el balón, pensó que podía despojarse de los diminutivos, y lanzó un soberbio pase de más de 40 metros a las espaldas de los cancerberos uruguayos.

Paolo Guerrero controló la pelota y aunque por segundos paralizó el país, tras un paso en falso, se repuso y corrió como una centella para dejar besando el césped a Muslera y anotar el increíble 1-0.

De ahí en más, Paolo peleó solo contra Lugano y Victorino, ganándose con justicia el premio del mejor jugador del partido.

“Lamentablemente empatamos, pues creo que Perú mereció ganar, pero así es el fútbol”, señaló.