Hizo del mediocampo su edén y, cual víbora, fue envenenando lentamente los embates vinotintos hasta neutralizarlos completamente.Y es que Adan Balbín retó a ese destino que lo sumergía en las tinieblas para consolidarse como el “comepiernas” que necesitaba la blanquirroja.
“Me siento muy feliz, merecíamos ganar este partido por todos los coj... que pusimos. Tengo que agradecerle mucho al profe (Markarián) que creyó en mí, y a toda mi familia, que siempre me acompañó”, apuntó.