Los jugadores esperan que así como ellos se fajan dentro de la cancha, los dirigentes jueguen su partido fuera de ella asumiendo las deudas para evitar la desunión y las caras largas.
encidos los ocho días de plazo, la dirigencia no canceló los dos meses de sueldo y ya se van para tres. Los que más lo padecen son los reservistas, a quienes se les debe casi cuatro meses. Los obreros y empleados son los olvidados. Todos rezan para que se venda algún “potrillo”.