Ricardo Ciciliano es un tipo que no aguanta pulgas. Ayer, a pesar de su desbordante felicidad por su cuarto título personal, se dio tiempo para disparar contra Alianza Lima.
“Nos subestimaron; pensaron que ganándonos en Chiclayo ya eran campeones. Como dice la frase: el que ríe al último, ríe mejor”, apuntó el volante colombiano, que luego aceptó que este año tuvo problemas con su técnico Diego Umaña.
“Cometí errores, lo acepto y por eso fui castigado. Ahora estoy bien con el profesor, eso es lo más importante. Me sirvió el café”, sentenció.