La escuadra rimense apostó por un clásico 4-4-2 para neutralizar el ímpetu del rival cusqueño. Con una sólida zaga, orientada para la defensa antes que el ataque, y un mediocampo en el que el buen toque fue la obligación y la desesperación del adversario.
Sporting Cristal buscó así la amplitud del juego, dándole movilidad a sus atacantes Ross y Ávila, que se replegaron a las bandas para desubicar a los rivales y generar espacios.
AsÍ se movió Real Garcilaso
Los cusqueños buscaron el pelotazo y los centros de todos lados como única forma de ataque, sin embargo, su falta de peso ofensivo estrelló sus aspiraciones en una muralla celeste. Con un sistema 4-5-1, en el que Rodríguez fue el punta y Ramos el enganche, los imperiales intentaron quebrar el cerrojo rimense.
La escasa proyección de sus laterales y la poca claridad de sus volantes lo condenaron a una derrota cantada.