Y aunque lleve los galones de un coronel y use el pelo largo, ningún atrevido tiene el derecho a cuestionar el nivel del goleador uruguyo Miguel Ximénez.
Por ello, lo despedido como balazo por el ditector técnico de Universitario de Deportes, Ángel Comizzo, fue propio de un mal hepático que ayer trató de disimular.
Pero el experimentado goleador 'charrúa' de 35 años no se hizo problemas y habló clarito, su verdad, sin atacar a nadie, y encima marcó dos veces en la práctica.
“Yo no me desespero cuando dejo de anotar, claro que es importante para un delantero, pero más me interesa que gane el equipo”, puntualizó el exariete de Sporting Cristal.