La magia parece que se marchó de los botines de Diego Guastavino. El “Messi” de Ate hizo extrañar su buen pie y parecía deambular como un alma por el campo de juego.
El estratega Ángel Comizzo hizo ingresar al volante uruguayo a los 61 minutos en reemplazo de Jankarlo Chirinos, pero no gravitó. “Guasta” nunca pudo romper el muro de Garcilaso.
Lejos quedó el Guastavino que algunas fechas atrás rompía esquemas y cinturas. Ese que la “U” quería adoptar de por vida. ¿Dónde está? Se preguntó más de un hincha en la tribuna. Lo bueno es que aún puede cambiar su historia.