Gabriel Costa va comprendiendo que el fútbol es un deporte colectivo y por eso su presencia esta vez no pasó inadvertida.
Su ingreso en lugar de Paulo Albarracin sembró dudas, pero el “Gaby” fue entrando en confianza a puro pase limpio.
El uruguayo pidió la pelota e hizo jugar a sus compañeros en momentos que se requería de tranquilidad y cumplió.