La indisciplina y el poco compromiso que caracterizaron la era del “Mago”, fueron cortados de raíz por el “Tigre”, a quien no le tembló la mano al momento de separar a Pizarro, Vargas, Zambrano y Farfán. El argentino apostó por un equipo joven y enchufado que tras la Copa América Centenario levantó vuelo y hoy tiene chances de pelear un cupo mundialista.
Es tal la autoridad lograda por Gareca que logró transformar a la “Foquita” en un jugador capaz de respetar una concentración y no caer en las tentaciones de la farándula. En suma, un técnico que, cual comandante, navega un barco cuyos tripulantes creen en él y esperan llegar a ese puerto llamado Rusia 2018.