La euforia de los fanáticos es entendible. Sin embargo, lo que nos ha caracterizado hasta ahora es tener los pies bien puestos sobre la tierra. Con humildad, mucho trabajo y sin creernos más que el resto, nos hemos puesto en zona de clasificación. Y es esa manera de pensar la que debe primar. No el triunfaliso exacerbado.
Lo que viene es tan o más difícil que Ecuador en Quito. Viene Argentina, sí, la Argentina de Messi que está herida de muerte. Para ellos y para nosotros será un partido de todo o nada. Luego cerraremos con Colombia en Lima. Vayamos paso a paso. Sin desesperar. Ese es el secreto para ganar el pasaje a Rusia.