Y el miedo de los albicelestes no solo se centra en el pobre rendimiento individual y colectivo del equipo que dirige Jorge Sampaoli o en el desánimo de los hinchas. Esa sensación de espanto es alimentada por el buen nivel de la blanquirroja, ubicada en cuarto lugar y con opciones de cupo directo.
Todo lo contrario se vive en Perú. Aquí el ánimo de la gente está al tope y todos dan por seguro el sacar un buen resultado en tierras platenses. Sin embargo, no podemos ser triunfalistas. Caminar con humildad ha sido nuestra mejor arma y si seguimos en esa senda, el camino al Mundial no nos será esquivo.