A diferencia de lo ocurrido en la previa del duelo ante Bolivia, que obligó a mudar la localía de la bicolor al estadio Monumental, la liberación del coloso de José Díaz fue casi inmediata. Pese a tener un contrato firmado para la organización de un concierto, el IPD agilizó gestiones y la casa de la selección quedó lista para ser testigo de, ojalá así sea, la clasificación del Perú a la próxima Copa del Mundo.
Como aquella tarde del 6 de setiembre de 1981, cuando logramos e boleto a España ‘82 tras empatarle 0-0 a Uruguay, el Nacional debe lucir repleto en el duelo de vuelta ante los neozelandeses. El apoyo de un país debe ser el motor que impulse a la selección en su objetivo de volver al Mundial.