Desde que regresó a nuestro país, el máximo goleador de la “sele” cumple con el rol de trabajos que le indicó el comando técnico de Ricardo Gareca.
Por eso, cuando apareció ayer en Pachacámac, los niños quedaron encantados con su figura, típica de un deportista de elite. Paolo está en su peso ideal y no hay distracción que lo saque de su próximo objetivo: hacer historia en el Mundial de Rusia.
Lo más probable es que el TAS le anule la sanción y Paolo volverá a ser el mismo jugador capaz de encender el fuego de 33 millones de hinchas peruanos. Es creyente y su madre Doña Peta siempre confío en la inocencia del máximo ídolo del país.