El sueño de Guerrero es que Perú concluya su participación entre los mejores y habiéndose ganado el respeto de todos. Quiere que nos miren como potencia y que jugadores como Cueva, Flores y el propio Tapia emigren a ligas de primer mundo.
El capitán peruano es consciente que, por su edad, no es fácil que clubes europeos se fijen en él. Pero con sus goles quieren hacer feliz a un país que se ilusiona con su selección jugando de igual a igual con el resto. Y ojalá así sea.