Una estadística que alegra y merece titulares es el notorio descenso de los hechos de inseguridad en los estadios. En 2016, solo la bengala en Matute alteró una temporada que pudo cerrar con cero violencia. Y en este 2017 no se ha registrado ningún solo hecho negativo de las barras.
Gestores de este trabajo han sido la ADFP, los clubes y la Policía Nacional. Los resultados van a recuperar los estadios como espacio de disfrute familiar e irán desterrando, con el tiempo, el natural y aun existente temor por ir a ver un partido.
La labor es titánica y cosechará frutos. Lo que se quiere es un fútbol con tribunas llenas y sin violencia.