Los escándalos de los llamados intocables quedaron en el pasado. El “Tigre” se cansó de ellos y se la jugó por una nueva generación, respaldado por el ídolo máximo Paolo Guerrero y por experimentados como Alberto Rodríguez, hoy en un nivel superlativo.
El gol de Paolo tiene un transfondo que los chicos deben asumir. El campeón mundial de clubes demostró, con ese golazo, que la superación no tiene límite. Trabajó incansablemente para pulir su técnica y la logró, pero a punta de sudor, “laburo” y esfuerzo.
Eso lo ven los chicos, por eso esta nueva selección se metió en el corazón de los peruanos. Es que el hincha ve dedicación y no broncas, escándalos ni amanecidas. Bien por Gareca.