Es una número 1 con perfil distinto. La tenista danesa Carline Wozniacki demostró en diferentes oportunidades que está lejos de la imagen robótica de muchas de sus antecesoras y que, más allá de los cuestionamientos que recibe su juego, sabe dar espectáculo.
En esta oportunidad, ratificó sus dotes histriónicas antes de una exhibición frente a Dominika Cibulkova en la ciudad de Bratislava. Al ritmo de Don Omar con su sensacional canción “Danza Kuduro” rompió los esquemas. Se acercó a las porristas y se puso a bailar para deleite de su público. Su rival, la acompañó en la coreografía.