Personas deportadas durante la administración de Trump están varadas en un hotel en Panamá, enfrentando escasez de recursos e incertidumbre sobre su futuro.
Inmigrantes provenientes de diferentes regiones del mundo arribaron a la frontera de Estados Unidos con la intención de solicitar asilo. Sin embargo, en lugar de recibir la atención esperada, fueron arrestados por las fuerzas armadas y encadenados para ser trasladados en avión hacia Panamá. En este artículo de Líbero, te ofrecemos todos los detalles sobre la situación de estos extranjeros.
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Según relataron, les confiscaron sus pasaportes, la mayoría de sus teléfonos y los encerraron en un hotel en Panamá, donde además se les negó acceso a abogados y se les informó que pronto serían enviados a un campamento improvisado cerca de la selva panameña.
De acuerdo con el portal 'The New York Times', en el hotel, la desesperación se hizo evidente: un migrante intentó quitarse la vida, otro se fracturó una pierna al intentar huir y una mujer, desde un celular oculto, envió un mensaje desgarrador: "Solo un milagro puede salvarnos".
Cuando Donald Trump asumió la presidencia en enero, su plan de deportaciones masivas enfrentó un gran desafío: cómo expulsar a migrantes de países como Afganistán, Irán y China, donde el retorno no es viable debido a restricciones o negativas de esos gobiernos.
La semana pasada, su administración encontró una alternativa: enviarlos a un país dispuesto a recibirlos.
El miércoles, autoridades estadounidenses comenzaron a trasladar en avión a cientos de migrantes, incluidos ciudadanos de Asia, Medio Oriente y África, a Panamá, nación que enfrenta fuertes presiones de Trump, quien ha amenazado con intervenir en el canal de Panamá.
Ahora, el destino de los migrantes deportados queda en manos de las autoridades panameñas. Como ya no están en territorio estadounidense, Washington no tiene ninguna obligación legal de garantizar que sean tratados humanamente o que se les permita solicitar asilo.
El lunes, Costa Rica anunció que también recibiría un vuelo con 200 migrantes deportados desde EE.UU., provenientes de Asia e India. Tanto Panamá como Costa Rica han asegurado que la operación será supervisada por organismos de las Naciones Unidas y contará con financiamiento estadounidense.
El presidente de Panamá ha manifestado que su plan es devolver a los migrantes a sus países de origen. Sin embargo, dado que EE.UU. ya ha enfrentado dificultades para deportarlos a ciertas naciones, no está claro cómo Panamá podrá lograrlo.
Muzaffar Chishti, experto del Migration Policy Institute, calificó la situación como parte de una “nueva era en la aplicación de la ley”, donde EE.UU. presiona a otros países para integrarlos en su sistema de deportaciones. Mientras tanto, cerca de 350 migrantes han permanecido encerrados por casi una semana en un hotel de Ciudad de Panamá, a pesar de que abogados panameños advierten que retener a personas sin orden judicial por más de 24 horas es ilegal.
