“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. El escritor estadounidense Truman Capote, autor de ese canto a la muerte que lleva el rótulo de “A sangre fría”, se definió así en tiempos en que ser gay era, para la cursilería, un pecado, una traición, un insulto a la razón, un suicidio social, un alarido de loco.
Los años han pasado y el homosexualismo continúa ganando los partidos más difíciles de su historia.
Ellos y ellas, seres normales como cualquier ser humano que ama, sueña, llora y come, han logrado casarse con la ley en mano y cultivar una cultura de valores inquebrantables.En lo que respecta al deporte, aún existe una cortina de hierro que atrapa a miles de atletas en un círculo de temor ante un mundo machista y dominado por la hipocresía, aunque el caso del arquero del Schalke 04 y de la selección alemana, Manuel Neuer, ha reabierto el sendero de la homosexualidad en el fútbol.El golero es amigo íntimo de Jefferson Farfán, quien no tiene problemas en tocarle las nalgas a manera de juego, lo cual confirma el alto nivel de sensibilidad del delantero peruano de los “Reyes Azules”.“A quien sea homosexual a salir del armario, eso sin duda supone una liberación”, dijo Neuer, quien se sintió el hombre más puro al confesar su verdad. Sin embargo, desde la época del futbolista holandés Ruud Gullit, ningún jugador de categoría se había decidido a decir su verdad.El “Tulipán Negro”, como se conocía a Gullit, “amó” al baterista de su grupo de rock y declaró ser bisexual, con la estampa de un caballero del fútbol y con un título imponente: la Eurocopa 88. De ahí para adelante, los rumores, las bromas y las acusaciones se multiplicaron en torno a este tema.El sueco Zlatan Ibrahimovic y el español Gerard Piqué entraron en el juego al repartirse caricias en la cochera del FC Barcelona. El arquero argentino Luis Islas también fue “señalado”, mientras que la “gatita” Paris Hilton dijo que el portugués Cristiano Ronaldo “es gay”, no solo porque se pinta las uñas de los pies y usa aretitos de dama, sino porque “no me hizo nada”.En cuanto a los íconos gay, CR7 se lleva las palmas, aunque el tenista español Rafael Nadal y la rusa María Sharapova se han convertido en dulces deseos del mundo homosexual. Esa es la realidad y que nadie se tire de los cabellos porque la modernidad también pisa su pelota.