El cotillón preparado tuvo que guardarse hasta otro momento porque más allá de cumplir los 27 años, Juan Vargas tenía ganas de agarrar a tortazos a más de uno por culpa de un estiramiento con pinta de desgarro de seis milímetros, que ha complicado su abductor derecho, situación que lo dejaría al margen de los amistosos de la selección.
Ya más distendido, el “Loco” celebró así: “No quiero pensar de que estoy envejeciendo. Por ello sigo con mis huevadas, pero en el fondo voy madurando”, dijo con un tono cachoso que provocó la risotada del círculo de periodistas. Es más, aceptó “descubrir” sus tatuajes, su look europeo y un impresionante polo negro con el rostro de “El Padrino” grabado en el pectoral.
Algo más serio, explicó el tema de su lesión. “El problema existe, pero quiero jugar porque vine para eso, sin embargo, podría quedarme seis meses parado y esa no es la idea. Soy ‘Loco’, pero no huevón”.
La mala suerte parece apoderarse de la selección, pero él, fiel a su estilo, encontró el antídoto. “Ahora tendremos que pasarnos un conejo de la buena suerte para evitar las lesiones”. Vargas no puede con su genio.
Tiene harta voluntad de meter el hombro por su selección. “Fiorentina se ha preocupado, es normal, pero cuando estoy en la selección, solo pienso en ella, así que aquí veremos si jugaré o no”.
Después, habló sobre su tercer vástago en camino. “Mi huevo derecho le ganó al izquierdo...”, dijo con gracia. “Bueno, lo importante es que venga sanito”, acentuó el papá de dos criaturas. El popular “Loco” cerró su alocución así: “Esperemos que se llene el estadio para que los muchachos se motiven. Hay que hacernos respetar”.