Los lazos que unen al buen Gustavo Costas con el Perú serán eternos y no habrá tiempo ni espacio que borre todo lo vivido.
Al gran acontecimiento que significó el nacimiento de su hija Giuliana en este suelo, el argentino le puso el sello dorado a su vínculo con nuestros colores al casarse con su amada Virginia Peirano.
La boda se llevó a cabo en la residencia del presidente Guillermo Alarcón, y no fue permitido el ingreso del periodismo. Solo estuvo presente el cuerpo directivo y el plantel blanquiazul.
“Este es el día más feliz de mi vida, porque le juré amor eterno a Virginia, una mujer maravillosa que me dio un hermosa hija que ilumina con su sonrisa mis días. Lucharé día a día para hacerlas feliz”, exclamó Costas casi al borde de las lágrimas.
Ahí nomás, Virginia le dio un beso y juntos bailaron al ritmo de los Bee Gees, generando el aplauso y la emoción general.
“Deseo los mejores éxitos para Gustavo en esta nueva etapa de su vida. Me siento feliz y halagado por compartir con él y su familia este momento. No me queda más que felicitarlos y seguir brindándoles mi apoyo incondicional”, dijo “Pocho” Alarcón.
La ceremonia civil la celebró el alcalde de Surquillo, Gustavo Sierra, y el sacerdote Rubén Risco les otorgó la bendición de Dios.