Hasta el más valiente de los hombres muestra su lado más sensible. Raúl Fernández no fue la excepción, buscó ser fuerte, pero se contagió del llanto de su esposa Melissa y su pequeño hijo Isaac, que anoche fueron a despedir al arquero que viajó a Francia para incorporarse al Niza.
“Muchos futbolistas no saben lo que es el amor a la familia. Esto es un nuevo reto para mí, es difícil para uno dejar todo, pero me esforzaré”, dijo Fernández, mientras recibía la bendición de su mamá Carla y su abuela Josefina.l